UN VIAJE MÍSTICO AL INTERIOR DE LAS PERSONAS

El nuevo video de Madre Chicha realizado por Go Audiovisuales propone una fiesta surrealista.

Madre Chicha lanzó una super producción audiovisual creada para “Ritmo Morocho”, canción de su último trabajo discográfico “Viaje a motelo mama”. La realización como no podía ser de otra manera, estuvo a cargo de Go Audiovisuales.

La banda se encuentra disfrutando de la llegada de sus discos en formato físico, los cuales cuentan con un arte de tapa creado por Hugo Emanuel Figueroa y un booklet realizado por Elías Vercellino que ya se pueden conseguir en diferentes disquerías de la ciudad.

Sin dudas “Viaje a motelo mama” es un tornado musical originado por la fusión de seis músicos abiertos a la experimentación entre la cumbia, el rock, el rap y el sentimiento latino a flor de piel, a lo cual Juanito El Cantor (productor) supo darle la dirección adecuada.

Sin embargo, más allá del gran resultado de esta segunda producción discográfica, Madre Chicha llega a su máxima expresión siempre en sus presentaciones en vivo, desplegando un clima de fiesta insuperable y tomando pleno control del movimiento de cada uno de los presentes, sin pedir permiso. Sus shows son viajes a lo más primitivo de nuestro ser, una reacción instintiva a los estímulos externos que nos llegan a través de su música.

Algo de esto se puede ver en la idea plasmada por Elías Vercellino y Daro Ceballos, los productores audiovisuales detrás de Go, quienes organizaron una fiesta -real- para desarrollar un relato en ella y que tiene como protagonista a quién, si de fiesta se trata, no podía ser otro: José Azocar.

José realizará un viaje místico hacia el interior de diferentes personas, en una extraña mezcla de sueño y realidad, donde no está claro bien cuál es el principio y cual el final, si es que lo tiene.

Todo sucede en una casa con poderes cósmicos a donde llega el protagonista, apurado, como si estuviera escapando de algo, encuentra una puerta a través de la cual se perciben luces, música y murmullos y no duda en entrar. A partir de allí, tendremos la visión de José de todo lo que vaya a suceder, personajes extraños y no tanto y experiencias completamente surrealistas en lo que podría ser una especie de ritual o una simple fiesta.

Todo se saldrá de control, incluso antes que ingiera unos “canapés” ofrecidos por Koko MC, en el rol de mozo, -el video está lleno de músicos y protagonistas de la escena artística de Villa María-, ya que la primera situación fuera de lo normal la vive a penas ingresa al lugar. Luego, la visión comienza a distorsionarse, la división entre lo que es real y lo que no lo es se desvanece y el vuelo de su mente, las alucinaciones o algún tipo de efecto mágico transporta a José en un viaje hacia al interior de diferentes personajes con los que se va topando.

La capacidad de poder salir de su cuerpo y experimentar situaciones oníricas en las que se ven envueltos los personajes que lo rodean, hacen que el video tome tintes de características surrealistas, místicas y mágicas. A su vez, el recurso fílmico de ofrecer la perspectiva visual del actor principal potencia este efecto buscado y pone al espectador en el lugar del protagonista, haciéndolo vivir en primera persona las visiones delirantes que sufre dentro de esa casa misteriosa, no explicando demasiado y jugando así, con las múltiples interpretaciones de éste.

El desarrollo circular  y cinematográfico de esta historia deja entrever la gran capacidad de Elías y Daro para crear y contar historias a través del lenguaje audiovisual, con un amplio trabajo desarrollado no solo en videoclips sino también en cortometrajes y películas. Tal es así, que como ellos mismos expresan, sus mejores producciones generalmente salen cuando se da esta conjunción de sus dos pasiones: el videoclip y el cine.

A su vez, el video cuenta también con un gran trabajo de arte a cargo de Laura Livetti, quien con colores pasteles, una composición magistral del espacio y unas máscaras increíbles creó la escena que tal vez sea la visualmente más atractiva de esta producción, cuando a un personaje con máscara le traen algo de comer, desarrollada con una estética al estilo Wes Anderson. Pero no sólo se encargó de ese fragmento, sino que tuvo un gran aporte en toda dirección de arte desarrollada en este audiovisual.

Lo sureal toma más fuerza aún cuando José despierta, por un momento, en el medio de la nada, en un campo, para luego volver automática y mágicamente a la fiesta cuando un Madre Chicha le da otro de esos extraños alimentos ingeridos previamente.

Completamente desorientado decide salir de ese lugar sobrenatural, al cual otro visitante curioso llega casi al mismo instante. Y la historia vuelve a comenzar. ¿Vuelve a comenzar?.