LOCURA PREMEDITADA

La obra "DeSastres" llegó a Villa María como una extensión de la 31 Fiesta Provincial del Teatro de Córdoba y con ella un mar de risas.

DeSastres” fue la obra que llegó a Villa María como Extensión de la 31 Fiesta Provincial del Teatro de Córdoba, la misma forma parte de la Compañía Cirulaxia Teatro. Un delirio de historias minuciosamente creado, con la ingenuidad de un niño y la perfección de un profesional en el área.

La obra fue presentada en el Centro cultural Comunitario Leonardo Favio con dos funciones, una por la mañana y otra por la noche. Tres personajes en escena extravagantemente caracterizados, son sastres argentinos que buscan encajar en la escena de la moda londinense. Eso es todo, con tres sillas, unas telas y algunos pocos elementos extra.

A partir de allí se desata la locura, un mar de historias desenvueltas y revueltas que surgen como desencadenante de una gran noticia para Pituco, Coqueto y Paquete: fueron elegidos para vestir al millonario Phileas Foog, descendiente del hombre que dio la vuelta al mundo en 80 días. Como podrán adivinar, la imaginación de estos comienza a viajar a través del mundo, del tiempo y del espacio, jugando y soñando constantemente, tomando “break” tras “break” sin poder concentrarse en el trabajo solicitado.

El descontrol de la obra es tal, que parece un auto a toda velocidad patinando sobre una pista de hielo, improvisando una y una vez tratando de llegar a salvo, algo muy difícil de que ocurra. Pero en realidad, se trata de un descontrol minuciosa y precisamente pensado, así como también enormemente gracioso. Y si bien, por momentos se salen del libreto, la obra es un todo compacto y efectivo que va entrelazando cada una de sus partes de manera sorprendentemente delirante y divertida.

Carlos Possentini, Gastón Mori y Víctor Acosta, bajo la dirección de Elena Cerrada, son los encargados de convertir a la obra en algo más, dada la inexistente escenografía y la escasa cantidad de elementos, todo el espectáculo recae sobre sus hombros y ellos lo llevan adelante casi sin despeinarse. De hecho, en realidad sí se despeinan, también transpiran, corren, se mojan, saltan, bailan, se golpean, gritan, deliran y, sobre todo, disfrutan y se tientan , y hacen tentar al público durante una hora de manera constante y sin dar respiro.