«UNA CIUDAD SIN MOVIDA INDEPENDIENTE ES UNA CIUDAD DORMIDA»

Entrevista a Esteban Martínez.

Esteban Martínez es uno de los artistas más inquietos, productivos y prolifero de la ciudad de Villa María, y si bien actualmente reside y estudia en Córdoba Capital, sus obras y proyectos lo llevan a diferentes partes del país casi sin tiempo para permanecer en un lugar fijo. Desde Tucumán, donde fue uno de los cinco seleccionados en el Salón Nacional de Arte Contemporáneo, pasando por nuestra ciudad donde obtuvo el «Premio Adquisición Artista Villamariense» en el Salón Nacional de Pintura del Museo Fernando Bonfiglioli, hasta Buenos aires donde quedó seleccionado para la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires.

Esto es, a grandes rasgos, la actualidad de un artista de 23 años que se destaca, por un lado, por su permanente actividad en diferentes proyectos artísticos y culturales, autogestionando los recursos necesarios para poder llevarlos a cabo y, por otro, por sus originales ideas que luego se convierten en sus diferentes obras, las cuales pueden hablar de sus miedos personales tanto como ser una crítica al formato de muestra en el cual se está presentando. De esta manera Esteban Martinez construye su propio discurso, haciendo que su obra y sus proyectos hablen por él.

Pero para saber más acerca de este joven artista estuvimos hablando con él, largo y tendido. Les dejamos a continuación una interesante entrevista sobre su trabajo, su forma de ver el arte contemporáneo y los salones de pintura, su particular forma de crear, sus inicios en el arte y muchas cosas más.

 

¿Cómo te enteraste de la convocatoria de este Salón Nacional de Arte Contemporáneo en Tucumán? ¿Siempre estás al tanto de este tipo de convocatorias?
El Museo de la Universidad Nacional de Tucumán hizo mucha promoción de este salón porque este año cambiaron la modalidad y se quiere posicionar como uno de los salones más novedosos. Es un salón que antes no tenía tanta repercusión nacional y lograron que muchos artistas mandaran sus proyectos porque apostaron a financiar la producción de cada uno de los 5 seleccionados con un fondo estimulo de $15.000 y además el premio (que lo gana solo uno de los cinco) es importante ($50.000). La propuesta es atractiva para cualquiera, cuando un salón o concurso logra generar esas condiciones automáticamente empieza a difundirse entre los mismos artistas porque se ve como una gran oportunidad.

Siempre estoy al tanto e intento estar atento a las convocatorias que van saliendo. Hay muchísimas pero no me presento a tantas, lo hago realmente cuando el perfil me convence.

¿Participaste en otros salones? ¿Cuáles y con qué obra?
En los salones del Bonfiglioli participo siempre. Es un lugar donde me interesa estar porque es el único espacio dedicado puramente a las artes visuales que tenemos en la ciudad y siento que es responsabilidad de todos participar de alguna manera, además me gusta mostrar en mi ciudad donde mis amigos/familia pueden ir y ver algo de lo que hago. Ahí mando siempre a casi todas las convocatorias. Después participo de salones o movidas de otros lugares que me parecen interesantes, este año quedé en la Bienal de Arte Joven de Buenos Aires, lo que para mi es un logro re grande, porque a los artistas del interior nos pagan los viajes y la estadía en capital, nos dan talleres con referentes muy grosos, visitamos talleres de artistas y además te re acompañan en todo. En septiembre, en el marco de la bienal, muestro una obra en el Centro Cultural Recoleta que ganó una mención el año pasado en  el salón de escultura del Bonfiglioli.

¿Cómo podrías definir la obra que expusiste en Tucumán? ¿Cuál es su nombre, su concepto y cómo se te ocurrió la idea?

La obra que hice se llama La Esperanza y el Peligro son amigxs y se trata de una pileta de lona como las pelopincho comunes pero de 70×70 de base y 1.80 de alto.

Normalmente la experiencia de uso que tenemos con esos dispositivos (piletas de lona) consiste en ingresar a un objeto estandarizado, predeterminado, que se compra con medidas normalizadas que vienen de fabrica. Lo que yo propongo es que la pileta se adapte a mi y no yo a la pileta. Tiene las medidas mínimas para que yo pueda estar parado y poder llenarla hasta donde llegue mi nariz. La idea de poder estar seguro, haciendo pie. En realidad es muy autoreferencial porque surge de mi miedo a estar en el agua y ahogarme. Todos los veranos me propongo aprender a nadar y no lo logro, me quedo en la parte donde el agua no me tapa. Las piletas grandes me excluyen jaja.

Entonces surgió medio como en un chiste a mi mismo, lo de hacer una pileta donde pueda estar seguro y tener contacto visual con el exterior, por eso la construí en lona transparente. El resultado es una pileta que, tras esa búsqueda de adaptación, estabilidad, de control y seguridad, termina siendo un recinto hermético, individual/egoísta, claustrofóbico. Lo que esta hecho para ser seguro termina volviéndose ineficaz, inseguro.

La lona utilizada todo el tiempo tiene el riesgo de romperse con la presión del agua porque no tiene las fibras interiores que tienen las lonas especiales para piletas. Ademas tuve que construirle una escalera para ingresar y otra para salir, que termina siendo desproporcionada, es mas grande la escalera que la misma pileta. Algo que normalmente es simple termina complejizándose mucho.

La pieza puede pensarse y leerse como una metáfora abierta. No trabajo pensando significados cerrados o encriptados en las obras sino que el sentido se va construyendo de maneras múltiples y cada uno puede hacer su interpretación libremente.

¿La obra que realizaste para el salón en Tucumán ya la habías expuesto antes?
No, era la primera vez. Hacia mucho la venia pensando, desde el año pasado. Y la presenté en otra convocatoria y no ganó. Cuando salió el Salón del MUNT ya tenía preparado el proyecto así que lo mandé con mucha esperanza. Era el segundo intento y tenía que ganar porque de otra manera es medio imposible hacer proyectos de ese tipo. Necesitas plata, un espacio, asesoramiento y mil cosas que haciéndolas solo y por propia cuenta se complica mucho. Eligieron a cinco proyectos entre 230 carpetas que recibieron así que me puso muy contento ser uno de los seleccionados.

En noviembre me invitaron a hacer una muestra individual en el Museo Bonfiglioli. Esta pieza va a ser parte y también voy a mostrar pinturas y una publicación de textos propios y de artistas que invité a que escriban sobre mi trabajo. Así que sera la segunda vez que la muestre y ahí van a tener oportunidad de verla y voy a poder contar más!

¿Cómo nace tu interés en el arte? ¿Cuál es tu principal motivación en tus trabajos?
Desde siempre, empece de muy chico. Dibujaba un montón e iba a un taller de pintura, todo el tiempo estaba con ganas de hacer. Creo que todos arrancamos maaas o meeenos parecido, tenes una habilidad manual o te gusta dibujar y hacer cosas, experimentos. Un día, como a los 12 o 13 años vi un documental o una entrevista a Marta Minujin en la tele, y me di cuenta que se podía ser artista y dedicarse a ser eso. Fue como un click que me re acuerdo, porque las revelaciones que tenes de chico te re quedan en la memoria. Desde ese día todo lo que hice me lo empece a tomar en serio.

Mis trabajos nacen por la motivación de hacer, de contar, de decir.

¿Qué nos podes contar de la experiencia en el salón de Tucumán? ¿Cuántos días fueron?
Fueron 5 días re intensos y lindos. Fui con Fernanda Ruffinatto, que fue quien designé como asistente y la que también puso cabeza y manos en esto. Ella es muy organizada y me ayudo bastante, la pasamos genial juntos porque antes que nada somos re amigos. Nos hospedamos en la casa de unos artistas que tienen un espacio en Tucumán que se llama Lateral y nos contactaron porque sabían que íbamos. Nos ofrecieron su casa y nos trataron demasiado bien. Algo que es muy motivador son los cruces y los vínculos que se van generando en el mundo del arte.

Comimos un montón, salimos a bailar, conocí la Facultad de Artes de allá, conocí artistas. Todo fue genial pero un día se nos complico: La pileta iba llena de agua, pero cuando la empezamos a llenar nos dimos cuenta que perdía. Error del fabricante o el material transparente con la lona común no se funden bien, todavía no se exactamente cual fue el error técnico. Tuvimos que empezar a emparcharla porque inaugurábamos al otro día, así que averiguamos rápido cual era la mejor solución, ir a la ferretería, comprar, y arrancar la reparación. Estuvimos un día desde las 9 de la mañana hasta las 12 de la noche intentando arreglarla. Para ingresar a la pileta tenia que meterme por la escalera y luego sacarla -es re pesada- porque no entrabamos ambos. El espacio es súper reducido ahí adentro y yo agachado contorsionado pegando lentamente, con el olor a pegamento. Se complico bastante y terminamos con un dolor tremendo de espalda, brazos y piernas los dos, yo casi drogado o intoxicado jaja.

Tuve poco tiempo desde que me entere que había sido seleccionado, hasta que me dieron la plata y encargue los trabajos. Así que llegue muy con lo justo y no había podido probarla antes. La cuestión es que después de tanto renegar seguía perdiendo gotas y el piso de la sala era entablonado así que la gente del museo estaba como loca porque la humedad lo arruina. Se hizo todo lo que pudo hacerse para poder exhibirla llena pero no se pudo así que a ultimo momento se decidió mostrarla vacía.

Lo bueno es que este Salón alienta este tipo de producciones mas experimentales, donde el riesgo es un componente más. Donde esto que paso no es tomado como un fracaso sino como parte de la vida de la obra. Lo que en otros trabajos es un error acá es una fortaleza. Me interesaba mucho esa situación de llevarles una obra problemática al museo, se producen muchísimas cosas que con una obra estática no. Ademas fue como un ensayo, era la primera vez que lo hacia y lo estaba probando, la contingencia es parte de estos procesos.

¿Cuál es tu mirada sobre el arte contemporáneo?
No se exactamente cual es mi mirada, solo se que esta buenísimo todo lo que están haciendo los artistas y el arte ya es casi imposible de contener o definir. Todo lo contemporáneo esta muy efervescente. Las producciones que hay son muy variadas, arriesgadas, problemáticas. El arte está cuestionándose  a si mismo desde hace mucho, y las maneras de hacer ya son ilimitadas. Además, las piezas dialogan con la política, con la historia, con la coyuntura socio-económica, con los espacios, con la gente que decide qué se muestra y qué no, qué es y qué no es.

Con el mercado, aparecieron los curadores y otras figuras que también influyen, el arte se nutre de la filosofía, de la sociología, etc. Las artes visuales son una disciplina que se ha complejizado muchísimo, ya no son algo quieto y suceden cosas rarísimas. Es un lugar muy magnético que esta formado por una constelación de técnicas, lenguajes, obras, discursos, personas, figuras mediáticas, coleccionistas, ferias, salones, artistas de todo tipo.. hay tanto que es súper vertiginoso.

En la historia del arte nunca hubo tantos artistas como ahora, creo que hay que prestarle muchísima atención porque en este campo se condensa lo que sucede afuera y porque en las obras hay estrategias, pensamientos u operaciones que sirven para trasladarlas a la realidad y para fundamentalmente cuestionarnos y repensarnos. Hoy más que nunca los artistas tienen mucho para decir y las obras pueden disfrutarse y leerse con infinitas posibilidades. El ejercicio de aproximarnos al arte contemporáneo nos hace ejercitar las inteligencias y las sensibilidades, de eso estoy seguro.

Una pintura tuya fue seleccionada en el Salón Nacional de Pintura lanzado por El Museo Fernando Bonfiglioli y recibió el «Premio Adquisición Artista Villamariense» ¿Sobre qué se trata esta obra? ¿Qué nos podes contar al respecto?
Si, quiero decir que desde mi opinión los salones son una oportunidad pero también son un formato viejísimo, que tiene siglos de existencia y que muchos aún siguen desfasados de las necesidades que tenemos hoy los artistas. Necesitamos formatos nuevos, las muestras pueden ser en internet o en tu dormitorio, las colecciones ya pueden alojarse en un disco duro y no en grandes reservas que necesitan muchísima infraestructura.

Hay un problema que tengo siempre con los salones y es el tema del tamaño. Por alguna razón la mayoría de las bases establecen medidas mínimas para poder participar. Es decir jamas una pintura de 10×10 cms puede ingresar a los grandes salones nacionales. Eso es una costumbre que quedó y que hoy no puede seguir sucediendo. Hay producciones en pintura que son increíbles y miden pocos centímetros y grandes telas que no tienen ninguna gracia, no se puede seguir limitando eso. Pocas de mis pinturas exceden el tamaño de una hoja A4.

Así que lo que hice fue preparar un lienzo blanco con las medidas mínimas que pedía el salón del Bonfiglioli «70x80cms» y ahí adentro hice la reproducción de una pintura que ya había hecho antes pero que estaba en un papel chico. Entonces lo único que importa en ese trabajo es la parte de 13x18cms que yo pinto al oleo. El resto queda en blanco y es lo que le posibilita a esa imagen poder estar al lado de otras que le ganan por metros. Es como una prótesis. Esa obra critica las bases y condiciones del salón y ganó el premio adquisición artista villamariense. Ahora forma parte de la colección, y desde ahí adentro hace referencia al salón. Otra cosa que me interesaba evidenciar es que las obras que se adquieren son como piezas aisladas, y en esta lo que le da sentido es el salón, su contexto es una parte constitutiva.

¿Hace cuánto que estás viviendo en Córdoba capital? ¿Realizás otro tipo de actividades relacionadas con la cultura y el arte? ¿Cuáles?
Hace cuatro años me vine a estudiar y vivir a Córdoba, necesitaba irme de mi casa y despegar. Desde ahí empece a hacer muchas cosas, trabajé en galerías de arte, organicé algunas jornadas y eventos e hice muchos talleres y clínicas. Ahora estoy trabajando en doble/multiple que es un proyecto de gestión que arme con Ulises Vasmulakis, un artista potente de Villa María, y estamos trabajando desde febrero para hacer una residencia en la ciudad y traer dos artistas de otros lugares a trabajar durante 21 días.

En paralelo a eso realizaremos un programa de formación con referentes de primera como Claudio Ongaro Haelterman, Santiago Villanueva, Pedro Klimovsky y Alicia Gutierrez. Sera en septiembre y va a ser gratuito y abierto a todos, algo que es muy complicado de hacer por los costos que implica. Hace poco organizamos una charla en el Museo que se llamo Encender la Mecha, donde buscamos agitar y transmitir esa idea de que se pueden hacer cosas con lo que tengas a mano. Invitamos a Anibal Buede y a Emilia Casiva que son dos personas que han generado lugares copados con pocos recursos. Hablamos con Analia Godoy y nos prestó el museo, o sea se pueden usar espacios que ya hay. Nos urge hacer y que se contagie. Tienen que haber mas espacios autogestionados. Una ciudad sin movida independiente es una ciudad dormida.

Con Ulises todavía no estamos del todo consolidados, nos falta un montón y vamos lento porque cada uno tiene sus proyectos personales y su vida pero apenas activamos se nos empezaron a abrir puertas. Cuando te pones a hacer se te abren caminos naturalmente. Ganamos el Programa Obrar, que nos financia con $30.000 un proyecto, nosotros vamos a hacer un libro, así que ya tenemos en marcha un pequeño proyecto editorial aunque todavía no tenemos foto de perfil en la pagina de facebook.

Todo cuesta energía y tiempo y se hace re a pulmón. Nos invitaron al Mercado de Arte en Córdoba a una residencia internacional que se hace ahora en agosto así que vamos a participar de eso. Y en septiembre además vamos a producir la presentación de un libro del artista Lucas Di Pascuale en el marco de su muestra en el museo.

Estamos con miles de proyectos en marcha así que estén atentos !!!