SIG RAGGA: UNA EXPERIENCIA SENSORIAL

Estuvimos presente en el show de la banda santafesina. Reseña y fotos del show.

Viernes a la noche, la luz natural desaparece y la artificial se enciende buscando evitar el final del día. Es que aún falta la mejor parte y es imposible no sentir adrenalina cuando estamos a punto de ver una de las bandas alternativas del momento y generadora de atmósferas tan sombrías y melancólicas como divertidas, digna del cine de suspenso y terror de clase B. Estamos hablando de Sig Ragga.

La banda santafesina es un proyecto artístico más que musical, con una estética y puesta en escena con estructuras teatrales que sirven de conexión directa con los espectadores, para luego hipnotizarlos con sus melodías, o viceversa. No hay forma de escapar, y una vez que los tenes enfrente, nadie siquiera lo intenta.

Club Paraguay, de Córdoba capital, funcionó de puerto para que los Sig Ragga anclen su barco pirata y desembarquen con toda su extraña y misteriosa tripulación, durante aproximadamente dos horas.

Si bien presentaron su último disco «La promesa de Thamar» (2016), hubo canciones para todos los gustos, recorriendo su carrera de principio a fin. Seas o no seas admirador de la banda, la experiencia es única y más que recomendable, no hay corte entre canciones, se trata de diferentes estados musicales pensados como una totalidad y reforzados por un sistema de luces milimétrico, el vestuario ya característico del grupo y, por supuesto, la respuesta de la gente a esta propuesta.

No hablan con el público, la conexión es sensorial y a través de ella se comunican, entregando y receptando sensaciones. El ambiente que generan en sus presentaciones en vivo es su mayor virtud, y nadie puede decir que conoce a Sig Ragga si no ha estado presente en uno de sus shows.

No hay estilos ni géneros que hablen del arte de este grupo, solo hay que vivir la experiencia.

Fotos por Jime Álvarez.