PEQUEÑOS GRANDES MUNDOS EN LAS JORNADAS DE ILUSTRACIÓN

Entrevista a dos ilustradores que recorriendo el mundo dando talleres para niños.

En estos últimos días se llevaron a cabo las Jornadas de Ilustración 2016 organizadas por la Escuela de Bellas Artes «Emiliano Gomez Clara« de Villa María y, entre otras cosas, contó con la presencia de dos ilustradores muy particulares y aventuremos. Estamos hablando de Ivan Kerner y Mey Clerici, que dieron la vuelta al mundo brindando talleres gratuitos a niños de entre 5 y 12 años.

Desde la institución de Bellas Artes de la ciudad se decidió convocarlos para que cuenten la gran experiencia que significó estar 21 meses viajando por diferentes países con la sola intención de compartir un momento con niños de todo el mundo, preguntarles cuales son sus sueños e invitarlos a que lo plasmen en un dibujo. De esta manera, brindaron una charla abierta por la mañana del viernes 13 de este mes, y dos talleres diferentes por la tarde.

Nosotros, tuvimos la oportunidad de hablar con ellos para interiorizarnos un poco más sobre este proyecto que llevaron a cabo de manera independiente, autogestionada y autofinanciada también. Para conocer cuales son sus motivaciones con este proyecto que denominaron «Pequeños grandes mundos«, cómo fue la experiencia, cuáles son las diferencias y similitudes en los pensamientos y dibujos de niños con realidades completamente diferentes, entre otras cosas.

Además, para el año que viene tienen pensado recorrer el país, «De Ushuaia a La Quiaca» brindando talleres con una dinámica similar en escuelas rurales, llegando a lugares recónditos y necesitados de Argentina.

Entrevista a Ivan Kerner y Mey Clerici

¿Cómo surgió la idea de este proyecto?

Estaba esperando un colectivo (Iván), no estaba pensando en nada, mirando las estrellas y el bondi que no venía, y se me ocurrió así de la nada, dar la vuelta al mundo brindando talleres para chicos. Me sorprendió a mi mismo, pero dije listo ya está, lo evalué un poco, pensé… estoy soltero, no tengo hijos, tengo que dejar a mi perro en la casa de un amigo y ya. Y cuando vino el colectivo subí y dije sí lo voy a hacer.

Pasaron 10 meses de ese día hasta el 16 de marzo de 2014 que salí, hicimos financiamento colectivo, hice una pre-venta de libros, vendí cuadros con mis ilustraciones, dí talleres… no recibimos nada de ningún ente privado ni publico, los apoyos eran todos simbólicos. Luego se sumó Mey.

¿Generaron el contacto previamente en cada país donde brindaron los talleres?

Cuando recorrimos el mundo brindando talleres para niños fuimos a hospitales, orfanatos, bibliotecas, escuelas, íbamos a lugares donde sabíamos que habían chicos que no iban a la escuela, que tenían que trabajar, en los mercados… algunos los elegimos previamente y otros se dieron espontáneamente, cuando llegábamos a un pueblito en una montaña preguntábamos School?, después íbamos tocábamos la puerta y en el 99% de los casos éramos bien recibidos.

¿Cómo se las arreglaban con los diferentes idiomas?

Aveces teníamos la suerte de que alguien supiera, castellano medio imposible pero aunque sea ingles, para ayudarnos. Y otras veces nada, así que teníamos un proyector portátil donde les mostrábamos fotos y videos para que vieran chicos de otros lugares, de otras culturas y conozcan un poco como se vive en otros lados, ya que viajábamos con Sofía Nicollini, que es cineasta y fotógrafa, y fue registrando todo entonces íbamos editando para poder mostrarles. De esta manera, con fotos, videos, señas, dibujando y jugando, la idea era enseñarles algo de nuestra cultura y que ellos nos enseñen algo de la de ellos. Sonó Gilda por todos lados jaja.

Con todo ese registro fotográfico y audiovisual estamos realizando un documental y un libro.

¿Cómo arrancaron el viaje y cuál fue el recorrido?

Primero fue el norte argentino, después cruzamos a Bolivia, Perú, Ecuador, Colombia, Guatemala, México, Cuba… todo en el colectivo más barato que hubiera jaja. Estuvimos con pueblos originarios de diferentes lugares, de Ecuador, de Perú, fuimos al Amazonas y nos metimos bien en el medio de la selva, caminando nueve horas, con chicos que no habían pintado nunca. 

Luego de Estados Unidos cruzamos a Asia, ahí si el bondi ya no corrió más, hicimos Japón, China, Vietnam, Laos, Tailandia, Birmania, India, Nepal, Israel y Palestina. Luego cruzamos a África, hicimos Etiopía, Kenia, Mozambique y Marruecos. Y después Europa, que fue el último continente, trabajamos con bastantes chicos locales y después también con inmigrantes latinoamericanos o marroquíes, en lugares donde los contenían. Estuvimos en España, en Portugal fuimos a un barrio donde estaban los gitanos, buscando siempre resquicios de la marginalidad, y sobre todo trabajamos mucho con chicos refugiados, fuimos a muchos centros de refugiados en Berlín por ejemplo. 

Estuvimos a punto de ir a la Franja de gaza pero justo comenzaron bombardeos y cerraron la frontera, pero si estuvimos en Palestina en varios campos de refugiados.

¿Se quedaron con todos los dibujos?

No, no, los dibujos se los dejamos a los chicos, pero sí sacamos fotos de todo y algunos sí que nos querían regalar y los atesoramos, los tenemos enmarcados en casa. 

¿Con qué materiales trabajaban?

Principalmente con oleo pastel, temperas, acrílicos, pero nos gustaba mucho trabajar con materiales autóctonos de cada lugar, entonces aveces pintábamos en piedras, en maderas… o por ejemplo en la selva hacíamos pinceles con tallitos y ramitas. Para que ellos también supieran que podían usar sus materiales y no sea como que terminó la actividad y no pueden hacer más nada, la idea era que pudiera continuar. 

¿Cuál era la premisa para que los niños dibujaran?

Teníamos cuatro ejes principales, que siempre tenían que ver con la idiosincrasia y que los chicos contaran quiénes son y como era su cultura a través de los dibujos.

Uno era el viejo autoretrato, un ejercicio clásico pero que es muy interesante y a nosotros nos gustaba ver los contrastes en más de 30 países en como se autoperciben los chicos en cada lugar, porque la idea era que se dibujaran con sus vestimentas típicas, con sus peinados y sus cosas. Generalmente les pedíamos que se dibujaran haciendo lo que más les gustaba.

Otro era un taller de sueños, charlábamos con los chicos sobre sus sueños, les contábamos los nuestros de cuando éramos chiquitos, después ellos nos contaban los suyos y los dibujábamos individualmente y aveces también hacíamos una especia de mural.

El tercero era un taller de superhéroes, «superhéroes locales», así lo llamamos, en el cuál le preguntábamos que les gustaría cambiar de su comunidad, y en base a eso tenían que inventar un personaje con superpoderes que sirvieran para ayudar a resolver esa problemática. Y estaba buenísimo porque siempre surgían cosas muy diferentes de acuerdo al lugar, siempre contamos uno que nos quedó grabado: en Cólombia, en un pueblito en el norte, donde había una sequía terrible, se había perdido toda la cosecha… no había agua, pasaba un camión de vez en cuando y la gente hacía cola para obtener unos baldes con agua. Entonces un chico inventó un superhéroe que lanzaba rayos con sus manos hacia las nubes y podía hacer llover. 

En todos los casos los chicos tenían mucha conciencia social, en Palestina por ejemplo nos decían… queremos ser reconocidos, queremos ser un país. En españa otro ejemplo, cuando fuimos era época de elecciones y estaban re politizados, hacían superheroes para sacar al presidente actual y cosas así.

¿Cuales fueron las principales diferencias y similitudes entre niños de lugares tan distintos?

Como similitudes, que nos sorprendió mucho, fueron las respuestas a qué querían ser cuando sean grandes o que soñaban, porque la verdad es que los chicos contestaban las mismas cosas en los diferentes lugares. El mundo esta lleno de futuros futbolistas, futuros maestros, futuros pintores, futuros médicos, en cualquier parte… ciudades grandes y pueblos muy chiquitos.

Después otra cosa que nos llamó mucho la atención fue que cuando le preguntamos que sienten cuando dibujan, en la gran mayoría de los casos contestaban cosas siempre con algo relativo al sueño… dibujar es como soñar, cuando dibujo siento que entro en un sueño, como una cosa onírica siempre y esa respuesta se repetía país a país, parecía guionado.

también, el humor, lo que genera risa es universal, les poníamos la Pantera rosa, que no tiene diálogo, y se morían de risa, ya sean chicos de Tanzania por ejemplo que literalmente están rodeados de leones y que no tiene electricidad, osea que nunca habían visto televisión y les encantó.