NOSOTRAS TAMBIEN ESTUVIMOS: UNA VISIÓN MÁS HUMANA DE LA GUERRA

Dialogamos con el director de "Nosotras también estuvimos", Federico Strifezzo. Por Roque Guzmán.

Movilizar emocionalmente al público, es algo a lo que Espacio Incaa Villa María nos tiene acostumbrados. Este caso no será la excepción. El jueves 17 y viernes 18, a las 21.30 en Sabattini 200, proyectarán: “Nosotras también estuvimos”.

El largometraje documental, dirigido por Federico Strifezzo, cuenta la -hasta ahora- olvidada historia de mujeres enfermeras de Malvinas. Mediante un lenguaje de registro que rebosa de humanidad y cercanía, el audiovisual acompaña a Estella Morales, Ana Masitto y Alicia Reynoso en su regreso a Comodoro Rivadavia. Las protagonistas vuelven al lugar en el que se desempeñaron durante la Guerra de Malvinas.

Luego de producir “Los caminos de la Patria” (2018), Strifezzo propone al público acercarse a la historia de estas tres mujeres, pero no como observadores de lo que le sucedió a otros, sino como partícipes de un suceso que nos pasó a todos. 

Dialogamos con el director del largometraje, Federico Strifezzo. Nos comentó sobre el proceso del film que le llevó 5 años; las posibilidades del lenguaje documental; y su valor para comprender el pasado y entender el presente.

En el Instagram ( @nosotras_tambien_estuvimos ), es posible seguir las últimas informaciones sobre la película y sus proyecciones.

– ¿Podrías contarnos sobre “Nosotras también estuvimos”?

“Nosotras también estuvimos” es un documental que cuenta la historia de tres enfermeras que, durante la guerra de Malvinas estuvieron en un hospital móvil en Comodoro Rivadavia, al lado del aeropuerto. Eran de la Fuerza Aérea y en total, eran 14. Ellas son tres de las 14. 

Todas las noches llegaban aviones desde las islas con heridos. Los recibían junto a otros médicos, les hacían la primera atención en Continente, y desde allí los derivaban a hospitales de distintas partes del país. Vieron una parte de la guerra bastante dura que, quedó en el olvido cuando pasó la guerra. Cómo que las obligaron a callar y en la sociedad misma hubo una desmalvinización total. Esa historia quedó perdida en el pasado.

Me crucé con ellas, que estaban empezando a querer contar esta historia después de tres décadas. El documental viene a acompañarlas en esa reivindicación y recuperación de la historia. El documental trabaja mucho con la memoria de ellas.

– ¿Cómo fue el proceso de dirigir este documental?

-Cuando me crucé con esta historia, y me encontré con cuestiones mucho más profundas; me pareció que encararlo desde el lugar del documental expositivo no iba a generar la identificación o el entendimiento con ellas que imaginaba que podía tener. Yo estaba justo estudiando una maestría en documental y en ese ámbito empecé a pensar de otra manera el documental. Gracias al aporte de profesores y compañeros, empecé con la idea de que un documental es mucho más que contar un testimonio a cámara.

De ahí surge la idea de viajar junto a ellas a Comodoro (Rivadavia) por primera vez. Nunca habían vuelto. Trabajar el encuentro con el lugar y la memoria, desde lo que a ellas le surgiera. Y así, aparece un desafío mucho más grande como director. No era solo sentarme con alguien y hacerle preguntas, sino generar unas condiciones para que la historia surgiera de una manera más humana. 

Fue un paso bastante importante, pero también bastante enriquecedor. Viendo los resultados, a esta altura no me interesaría mucho hacer el documental expositivo. Mucha gente que vio “Nosotras…” se siente conmovida. Creo que, porque todo lo que se ve pasa ahí delante de cámara. Eso tiene un efecto mucho más potente. Fue un proceso largo y un aprendizaje, porque es muy distinto a lo que había hecho antes.

– En algunos ámbitos, el documental no se lo considera cómo lenguaje expresivo, ¿cuál es tu opinión?

-A esta altura considero que el documental es más rico que la ficción. Podes utilizar todos los recursos de la ficción, pero con el desafío de que hay que implementarlo en la realidad. Podes usar planos artísticos, trabajar el sonido de manera muy artísticas, plantear viajes… tiene todos los recursos expresivos pero la materia prima es la realidad. Se suele marginar, pero quizás es por lo de Netflix: el documental con un par de archivos y música que manipula los sentimientos. Esa es una manera de documental; el que yo intenté hacer va por un camino distinto. Se puede llevar una historia de una manera muy fuerte.

– ¿Cómo fue la relación que entablaste con las protagonistas, Ana, Estella y Alicia?

-Fue fundamental, y en el documental eso es importante. Por lo general, se trata de registrar a otro; a otra persona que tiene otra historia. Entones, el vínculo en el caso de este audiovisual fue central y es lo que más tiempo llevó. Hubo alrededor de 3 años de relación hasta que empezamos a filmar. Todo ese tiempo de contarles lo que quería hacer con la historia de ellas, acompañarlas a lugares donde filmaba para conocerlas, de mostrarles que estaba comprometido con el tema; fue generando una confianza que, al llegar el momento de filmar, ya estaban habituadas a mi presencia. Fueron muy transparentes con la cámara. Todo este largo proceso de conocernos fue central para que después la filmación se diera como se dio, con ese tono íntimo, cercano y humano que quería darle a la historia de ellas.

– ¿Por qué haces cine?

-Empecé por el lado del periodismo gráfico y de a poco me fui volcando al lenguaje audiovisual. El cine siempre me gustó mucho. De chico iba al cine y miraba películas todo el tiempo; ahora también. Fui sintiendo algo que me llevaba hacia lo audiovisual. Y cuando descubrí las posibilidades del documental, encontré un lenguaje con el que me sentía más cómodo para expresar las ideas. Fue un camino de ir encontrando cual era el lenguaje más adecuado para contar historias. En última instancia, el documental y el periodismo tienen un vínculo. La investigación, contar historias olvidadas, hay un vínculo.

– ¿Cómo fue el camino de la película?

– Tuvo un recorrido muy amplio en el contexto de la pandemia. Estuvimos en festivales. Tuvimos un estreno triple, el 2 de abril, en Tv Pública, Encuentro y CineAR. Fue por la tele porque era justo cuando comenzaba la segunda ola (de la pandemia por coronavirus). Al revés, termina en cine cuando debería comenzar en cine. Pero ahora llega al Gaumont, está en Villa María y otras proyecciones. Es una gran alegría, porque fue hecha para cine.

– ¿Por qué hay que ir a ver “Nosotras también estuvimos”?

-Es un documental que descubre una historia, unas mujeres que la sociedad no vio o registró durante más de tres décadas. Tiene el interés de descubrir a estas mujeres y, a través de ellas, ver la guerra con otros ojos. Es una visión de la guerra mucho más humana y cercana, de tres jóvenes que estuvieron ahí haciendo lo que podían y que vieron atravesadas sus vidas por la guerra. Creo que quien la ve, verá otra visión de la guerra. Es una película sobre la guerra, pero humana.

-Por tus palabras, este lenguaje es muy estimado, pero en concreto, ¿cuál es tu valoración sobre el documental?

-Me interesa valorizar el rol del documental como una herramienta en tiempos en los que todo es rápido, los mensajes son efímeros y todo está sobrecargado de información. Quizás el documental tiene esa mirada un poco más atenta a lo que pasa y a lo que pasó, que ayuda a comprender de dónde venimos para entender dónde estamos. Es muy valioso como herramienta en estos tiempos en lo que todo es breve.

Nota por: Roque Guzmán.

TRAILER: