NO TODOS LOS DOMINGOS SON IGUALES

Una obra de teatro con todos los condimentos que no pueden faltar en una gran historia.

Una obra de teatro con todos los condimentos que no pueden faltar en una gran historia: humor, misterio, drama y romanticismo.
Cada domingo de Junio contó con la presentación de “Extra-vagancia”, en el Teatro la Llave, una obra que juega entre lo delirante y lo real.

Al llegar al lugar, nos encontramos con un clima especialmente tranquilo, muy típico de un domingo a la noche en una época del año donde el frío
comienza por fin, a decir presente. Como cuando uno va al cine, al entrar en la sala uno deja afuera todas las preocupaciones del día, de la semana, del mes, el contexto se esfuma, y sólo queda lo que se encuentra visible frente a nosotros: las luces del escenario que se encienden, y los primeros personajes que sale a escena.

Sandra Gazzano, interpretando a una pintora de clase alta y Eric Ciccarelli, como su asistente, son los encargados de abrir la obra, y lo hacen llenos de
histrionismo y comicidad marcando el camino y el estilo de todo el desarrollo de la historia. Conforman un dúo impecable, interactuando con el público y apropiándose de casi todas las risas de la función. Por momentos el dúo se transforma en trío cuando Roberto Bonomini entra en escena, como el esposo supuestamente difunto de la pintora.

El hilo se desarrolla para el lado del dramatismo, con una situación de desamor irreversible por parte del sobrino de la pintora, interpretado por Ignacio Coniglio. Se buscará dar solución a esta situación de dolor con el personaje de Laura Gómez, a quién obligarán a reemplazar a un amor que ya no está. Las idas y vueltas de ellos aportarán la parte más dramática y romántica de la obra.

Es así como “Extra-vagancia” nos sumergió en un mar de sensaciones diversas, paseándonos por sentimientos encontrados, entre la comicidad y el melodrama, haciéndonos olvidar del frío, del domingo, y de todo lo que implica que el día siguiente sea Lunes.