MONÓLOGOS DE PERSONAJES SIN CUENTO: #1

¡Tenemos columna literaria nueva! Por Tebby Vargas.

#1: Entre el piso, la miel, la sal, y mis palabras

Me llamo María Andrea Rosa Limpone, y no me conoce nadie en la ciudad. No tengo documentos, ni sé cuando nací, a mi nombre lo elegí yo, y me gusta mucho la sal.

La como sola… apenas me levanto generalmente… porque si no, me siento muy dulce… dulce enserio, osea… pegajosa ya… tan dulce que empalago, tan dulce que se me pegan todas las moscas, tan dulce que no me animo a salir a la calle, por eso prefiero quedarme en casa comiendo sal…

No tengo familia, estoy sola en esto… digo “esto” porque no estoy tan segura de la vida… si, no estoy segura… pueden pensar que estoy loca o que… no sé, soy de mentira, pero no es así, déjame que te diga la verdad, mí verdad… hace un tiempo descubrí que yo era única, que no hay otra persona como yo, así tan… ¿excéntrica? , ¿podría decirse?.. bueno en fin… hace desde que tengo uso de la razón que vivo en una casa arriba de un árbol, y no bajé nunca. A dos metros de la ventana de mi casa hay un panal de abejas y no comí otra cosa que no sea miel durante mucho tiempo…

Quizá por eso cada mañana necesito un poco de sal… es que no tuve otra dieta durante años… y tengo la suerte de que abajo de mi árbol (que se encuentra en el medio de la nada, no se donde porque nunca bajé)… justo abajo de mi árbol había una laguna, que siempre reflejaba la luna y me contaba cuentos que yo mismo me imaginaba… esa laguna se secó y quedó blanca… fue ahí cuando descubrí la preciada sal, que me dejó encontrar algo más en esta vida, pero ahora, me estoy poniendo media amarga, tan amarga que me decidí alejar un poco de la vergüenza, escribiendo esto.

Sinceramente no me acordaba que sabía escribir. Ahora que me acuerdo, me enseñó una abeja, la misma abeja que me trajo sal de la laguna, para que le deje de comer la miel, me dijo que ya estaba intensa de lo dulce que me encontraba… así que sigo pensando si bajar o, seguir en el árbol… realmente no me entiendo… tengo miedo, me siento amarga, antes era dulce pero sin embargo, sigo siendo un personaje inadaptado, viviendo en un árbol, queriendo que me busques, para pasear un rato.

Igualmente no lo creo
No creo que me creas
Es que ya me acostumbré
A hacerme amiga de la paciencia.

Por Tebby Vargas.