MONÓLOGOS DE PERSONAJES SIN CUENTO: #14

Un lugar secreto o imaginario, pero definitivamente mágico, caracteriza el nuevo texto de Tebby Vargas.

Chiquito entre la inmensidad

Cuando de repente una clava para hacer malabares se le escapó de las manos a un amigo y golpeó mis costillas
Deje de contemplar los hilos de agua en la montaña que tardaron más de 250 millones de años en formarse…

Yo estaba concentrado, apoyado en el alambrado, observando la profundidad del campo, que se expandía por la superficie de la montaña, llevando a chocar la vista con gigantes paredes de piedra, que parecen estar cerca, pero para llegar, son horas de caminata…

Estaba intentando observar un alce, que se huyó de un campo, de una persona francesa, que compró tierras aquí donde estoy. El alce se escapó, los alces no son originarios de Argentina, por lo cual representan un peligro para la biología del lugar (no puedo revelar este sitio… es peligroso que gente quiera venir a cazarlo).

¡Hola! Mi nombre es Raúl, crecí en el pueblo donde me encuentro (vuelvo a repetirte, no puedo decirte donde es) y conozco todos los senderos que la luna ilumina.
Crio cabras asiáticas en la base de la montaña, no las vendo, ni las como…
simplemente las quiero, me gustan, son únicas y es ilegal.

Estoy yendo en contra de la fauna y el ecosistema, estoy haciendo crecer un animal asiático en el medio de las montañas serranas.

Gendarmería me persigue, guarda parques nacionales, y biólogos que trabajan para el gobierno también.

Yo vivo tranquilo, este es mi lugar…

Por la ventana de mi habitación, a lo lejos. Se ve un bosque de pinos, en la parte más baja Del Valle, al lado del Río.

Son hermosos, crecen hongos de todo tipo y también hay hermosos lugares en donde acampar.
Es un lugar mágico
Pero
La realidad es que los pinos son todo lo contrario al clima y a la flora autóctona.

La verdad es que aquí existen largos e infinitos pastizales, el clima es seco pero con hermosos ríos y arroyos, un árbol aquí, llamaría la atención…
y un bosque de pinos
Entonces
Hace de esto una maravilla.

Esos pinos los sembró mi abuelo. Quien murió en la cárcel.

Fue preso por haber sembrado más de 2300 pinos.

En la Vera de un río, que pasaba por un campo que claramente no era de él.

El bosque creció, nadie pudo detener el crecimiento de los árboles y hoy en día es el lugar en donde me escondo.

Poca gente llega aquí. El dueño del campo murió y su hijo heredó las 50mil
hectáreas.
Pero parece que no le interesan. No vive aquí y no dejó nadie a cargo.
Soy yo quien me encargo de proteger el lugar.
Y hoy estoy muy lejos
Escribiendo esto.

Por Tebby Vargas.