LOUTA HIZO DE LAS SUYAS EN CÓRDOBA

El cantante, compositor y showman pasó por Club Paraguay y nosotros te contamos lo que pasó.

Ambos brazos arriba, puños apretados, ceño fruncido y  aires de campeón. Así ingresa Louta a Club Paraguay el pasado viernes, paseándose de un lado al otro del escenario mientras su público lo ovaciona cuál boxeador al subir a un ring.

Pero de boxeador sólo tiene la actitud, ya que desde su atuendo señoril es pura elegancia: remerita celeste de piqué pegada al cuerpo y metida dentro de un pantalón de vestir holgado que le llega muy alto en la cintura, cinto y zapatos negros bien lustrados terminan de completar su estilo cincuentoso característico, dónde su peinado con jopo a la gomina es la frutilla del postre.

Su estética encuentra continuidad en la escenografía principal, la cual remite a una casa de abuela y está compuesta por un sillón (de esos largos de cuero marrón oscuro), una planta de hojas grandes, una lámpara de pie y un cuadro de fondo, entre otras cositas. Toda esta estética, que también incluye a los bailarines, choca de frente y a toda velocidad con la modernidad y lo futurista de las canciones de Louta, sumamente electrónico-pop, con un lenguaje coloquial de nuestros días y una fuerza juvenil arrolladora.

Ponetelo bien abre el show y a partir de allí todo es caos. Eso sí, orquestado al más mínimo detalle, una montaña rusa artística que ataca a todos los sentidos, con sutilezas, energía, con grandes estribillos y muchos elementos teatrales, con coreografías, almohadones, luces y una burbuja gigante. Louta rompe la línea imaginaria que divide al artista del público y hace de su show un espectáculo interactivo donde cualquier descripción no le hará justicia. Hay que estar ahí para saber con exactitud lo que genera en vivo.

El espectáculo no se detiene ni un segundo, es una cachetada de emociones, una tras otra, con un showman infalible que por momentos se convierte en poeta dentro de una pintura animada, en otros se vuelve bailarín, en otros se multiplica por seis y en otros se hace humo para luego aparecer entre el público dentro de una burbuja gigante y futurista.

Todo esto en un poco más de una hora. El público extasiado y más que satisfecho no se preocupa en pedir otra. Así de efectivo es un show del artista revelación del 2017.