POEMA GANADOR DEL CONCURSO LITERARIO «ELISA INAMORATO»

El Colectivo Oliva Contra la Violencia de Género realizó un concurso bajo la temática Ni Una Menos.

El Colectivo Oliva Contra la Violencia de Género llevó a cabo un concurso literario titulado «Elisa Inamorato«, orientado a alumnos de secundaria entre 15 y 18 años y escuelas de adultos. Esta actividad se desarrolló en el marco del Día Internacional de la Eliminación de la Violencia contra la Mujer, el 25 de noviembre, y eligieron a WAM para publicar al poema ganador.

Esta organización de la localidad Oliva se fundó el 25 de noviembre de 2012, día mundial contra la violencia de género y mismo día en el que Elisa Inamorato fue asesinada por su ex-pareja, en la misma ciudad. Es por esa razón, que este primer concurso literario lleva su nombre y la temática del mismo hace alusión a la No Violencia de Género.

«Este año hemos sido nombradas Fundación, por lo que en homenaje y en memoria a Elisa, quien nos juntó, hemos decidimos que todas las actividades relacionadas al arte llevarán su nombre, porque reconocemos el arte como canal fundamental de expresión, denuncia y lucha, como motor transformador, para que nunca se nos vaya de la memoria y nunca dejemos de luchar en contra de la violencia machista, porque Elisa somos todas», comentó Micaela Pereyra parte del organización.

De esta forma, Revista WAM fue convocada para participar del concurso como jurado y como medio de comunicación donde el poema que obtenga el primer puesto sea publicado. Luego de una gran cantidad de escritos presentados, se votó y eligió a cuatro ganadores/as y ellos son: 1° Micaela Carrizo con «Infinita«, 2° Martina Mellano con «Vivas estaremos«, 3° Benjamín Mansilla con «Para Elisa» y 4° Trinidad Bono con «Detrás de mi rostro«.

En base a lo acordado, compartimos con todos ustedes el poema ganador:

«Infinita» de Micaela Carrizo

Me encuentro aquí sentada mirando a través de la ventana de la que es ahora mi casa, aquella que da al patio de en frente y me regala cada mañana la perfecta fusión de colores que generan los liliums y las orquídeas azules, amarillas y anaranjadas. Frente al escritorio que esta junto a esa ventana y a un costado de mi cama, me espera un bloc de hojas rayadas ya un poco añejadas que me incitaban casi en silencio a volcar mis pensamientos en uno que otro de sus renglones.
Así fue como ante ellas me presenté y deje asentando casi como firma que mi nombre era María Luisa, pero que aquella identidad a mí ya no me pertenecía.
Hacia tiempo que ese nombre ya no era mío y nunca volvería a serlo; con él está mi pasado y mis mayores miedos; pero ahora que mí vida empieza de vuelta y sé que el mundo no está acabando sino que recién está empezando a girar y que junto a él, el comienzo de una nueva historia, logro controlar las plagas que invaden y colapsan mi vida.
En esas hojas dejé palpado que de ahora en más me llamaría Antí y que nadie sería capaz de cambiar eso, ni tampoco necesitaría que me salven de nuevo; ya no me siento vacía, ya no lloro por estar encerrada en la nada y en el todo mismo.
Logré escapar de esa cárcel cruel y fría que nadie más que yo conocía, ese lugar y ese tiempo ya no me pertenecían, ya no eran mi infierno ni mi tempestad, y no lo serían nunca más.
Logré verme a mi misma y contar de una vez por todas lo que era ese calvario que me hacía sentir tan pequeñita, en donde me obligaban a que sellara mi boca como si está fuera la bóveda de una caja fuerte que no debía ser abierta.
Como nunca antes convencí a mis insectos internos para que pudieran y quisieran alcanzar la luz. Les dije al oído que sus alas ya no eran frágiles que ya era tiempo de que vuelen afuera de mi cuerpo, que ya estaba lista para mostrarme tal cual transparente, les di a entender que ya no temía que volarán sobres mis propios atlánticos porque aunque mi vida se encuentre colmada de mares y océanos no necesitaba de “amores” obsesivos, ni de vicios, ni permanecer en esos lugares en los que no me hace bien y no quiero estar.
Ya no me guardo mi propio dolor, ya no permito que me lastimen, ya abrí los ojos, ya no soy débil, ya no tomo como hogar a unos brazos que no me abrazan con intensidad, ya entendí que el sufrimiento es opcional y que un final viene seguido de un comienzo, ya aprendí que hay que soltar lo que me hace mal y agarrar cosas nuevas. Ya no necesito actuar, entendí que merezco ser feliz, ser mí prioridad y mí propiedad y no la de nadie más, ya no me desarmo para armar a nadie ahora me armo a mi misma, ahora me amo con locura y me doy oportunidades nuevas .
Ya junte y armé mis partes rotas, tiré mi pasado y me di la posibilidad de empezar de cero en una nueva casa, en una nueva vida, en un nuevo nombre, en una nueva yo e infinita.