CRONO LOGIA: UNA POSTAL BREVE DE LA VIDA DESDE LA VENTANA

Rocío Ponce reflexiona sobre el "confinamiento" y todas sus aristas.

Crono

Logia

Confinamiento y encierro. Dos palabras relacionadas habitualmente al sistema carcelario. Abril 2020: nuestra moneda corriente. ¿Quién hubiese sido capaz de visualizar este escenario distópico? ¿Nostradamus? Ni la teoría conspirativa más aventurada predijo que íbamos  a vivir dentro de casa. Literalmente. Cuando la libertad de circulación se ve amenazada, nos replegamos hacia el interior, de la propiedad privada claro. Paradójico ¿No? El mercado y el capital en bancarrota, y aquí pulula una apología constante de “lo mío”. Mi techo, mi vereda, mi familia, mis mascotas, mi dinero, mi perímetro, mis privilegios de clase. Dicen que el virus no distingue clases sociales, pero las acentúa. La cuarentena de “Marcelito” en Esquel no es la misma que aquel que se acuesta pensando en cómo pagar el alquiler o cuál será el próximo menú que le llenará la panza. Vamos, is not the same!

Pasamos el tiempo en casa mientras una catarata de noticias fatalistas brota del black mirror. Noto en simultáneo que detesto las estadísticas, se convirtió en una ciencia odiosa cuándo los números que arroja es de muertes, porcentajes de afectados, curvas de infección. Pensándolo bien, aborrezco la estadística. Cifras grandes que borran diferencias muy pequeñas. ¿Aparecerá en la televisión la historia de Agustina, a quién la cuarentena la dejó aún más golpeada? ¿La de Luis, qué hace ya 15 días que no puede salir a pintar casas? Dicen, todxs dicen en el “mundo del Se”, que somos un país modelo, que el Estado fue capaz de tomar todas las medidas necesarias para no sumirnos en el caos como está sucediendo en otros sectores de Latinoamérica. Podemos y debemos ahora sí, agradecer la salud pública, los planes sociales, el subsidio a las Pymes, entre otras medidas para frenar el daño económico. ¿Y la presencia policial? ¿Tengo que agradecer a la institución más penosa del poder público?¿Desde cuándo nos cuida?¿Y la democracia?¿El estado de derecho?¿Las garantías individuales? Todas preguntas para las qué no tengo todavía respuesta.

En los últimos días, muchos reconocidxs pensadorxs publicaron ensayos emitiendo su opinión no sólo de la proliferación global del Covid-19 sino también de la posible crisis capitalista y el nuevo rol de los estados en el orden mundial. Las posiciones son diversas pero casi todas coinciden en que algo tiene que cambiar. ¿Qué será de la vida privada? ¿Qué será de la vida social? Byung-Chul Han vaticina que con el triunfo del modelo Chino para combatir el virus, los datos personales dejarán de servir sólo para conocer nuestros hábitos de consumo. Los nuevos estados tecno-políticos podrán invadirnos sin otro justificativo que combatir una pandemia. ¡Vaya catástrofe! ¿Qué diría Foucault en este contexto de disciplinamiento? ¿Y Deleuze sobre la sociedad de control? Ambos pensadores, lejos de ser futurólogos, pudieron predecir el futuro. No este, el de las fake news, sino uno así de apocalíptico.

Mientras me lleno de información, la regurgito y me cuesta digerirla, al mismo tiempo que el reloj muestra otro día igual, con las mismas partes y la misma rutina, cuándo me encuentro de nuevo hablando de las mismas cosas, pensando lo que puedo y durmiendo de más, sé con certeza, que “las mil y una noches” son hoy, en Oriente y Occidente, 40.

Por Rocío Ponce.