CRONO LOGIA: LATENCIA, EL TIEMPO PASANDO POR LA VENTANA

Segunda entrega de este diario sobre el aislamiento social que inauguramos la semana pasada. Por Rocío Ponce.

Latencia

El tiempo pasando por la ventana (de casa, claro)

La historia universal nos recuerda las veces que la peste arrasó con la vida de miles de personas. No es, entonces, la primera vez que la humanidad se ve acorralada por un “demonio invisible”. Las razones que se atribuían a estas amenazas eran múltiples: castigos divinos, monstruos paganos, alguna pócima maltrecha o una profecía bíblica. Cualquiera fuera la explicación, los seres humanos supieron de su finitud. Hoy, en algún lugar remoto del hemisferio sur, la pregunta por la existencia parece haber recobrado su lugar. ¿Qué soy?  ¿Quién soy? ¿De dónde vengo? ¿Adónde voy? La experiencia del Covid-19 nos deja con una sensación de clima de “posguerra”.

Después de la Segunda Guerra Mundial muchos intelectuales reflexionaron masivamente sobre la maquinaría de muerte que había significado. Con el mundo destrozado, tenían la oportunidad perfecta para pensar en qué habíamos hecho. Lo que se conoció como “crítica de la razón instrumental” intentó denunciar las atrocidades que se habían cometido en nombre del progreso y la Razón. Desde la década del 70 y sin vaticinar el avance de la Internet, conocemos como el capitalismo acentúa las desigualdades y genera índices de pobreza sin precedentes. ¿Nos hemos detenido a pensar? Claro, pero sólo algunxs pocxs. ¿Los estados neoliberales abogan por el bien común? Es dudoso. ¿Los grupos empresarios han considerado repartir su dinero? De ninguna manera. En el 2020, con un virus letal circulando en el aire, creo que es un buen momento para preguntarnos de nuevo: ¿Qué hicimos para llegar hasta acá? Tal como sucedió siglos anteriores, buscamos razones para explicarlo. La aparición de la teoría conspirativa que denuncia que el Coronavirus fue diseminado por el estado comunista chino recuerda a los discursos contra el “fantasma rojo” durante la Guerra Fría. Parece que los tiempos no han cambiado lo suficiente ¿no? Otrxs, consideran alguna que otra explicación religiosa, tradicional o new age, para palear la desolación que deja la posibilidad inminente de encontrar la muerte.

Volviendo al asunto de la existencia, la nuestra, la humana, asumiendo lo finita y frágil que es la posibilidad de ser, de  lo efímero del tránsito terrenal ¿vamos a salir hechxs mejor personas? Quién pudiera responder esta pregunta.

Para cerrar me teletransporto a la Grecia de antes de Cristo. Lxs griegxs fueron en el mundo antiguo una civilización preocupada no sólo por los cuidados del alma, sino también por la vida comunitaria, la pertenencia a la pólis. Imagino felizmente la posibilidad de ciudades nuevas, en las cuales los adinerados paguen impuestos para redistribuir sus riquezas, donde la vida comunal sea una preocupación real de todxs sus miembros, en las que las decisiones sean verdaderamente colectivas, en las que haya cooperativas que garanticen el trabajo para sus ciudadanxs, en las que produzcamos nuestras propias mercancías y a nadie le falte un techo. Ciudades justas, más equitativas. La frase best seller todo pasado fue mejor no siempre es verdadera: en Grecia había esclavitud y sólo unxs pocxs participaban de la vida política, pero allí, en un lugar lejano en el tiempo, había personas preocupadas por el bien común y siento que deberíamos comenzar a copiar su ejemplo.

Por Rocío Ponce.