CRONO LOGIA #4: LAS INJUSTICIAS ASOMANDO POR LA VENTANA

Esta nueva entrega de la columna de Rocío Ponce es una invitación a pensar. No te la pierdas!

Las injusticias asomando por la ventana

La cuarta fase de la cuarentena nos permite nuevas libertades. Si saliste a la calle, al menos en la última semana, seguro notaste que habitamos lo que el mundo periodístico llama “la nueva normalidad”. ¿De qué se trata? ¿Qué es la normalidad?

La respuesta tentativa a la pregunta por “lo normal” fue desarrollada por Foucault en varios de sus escritos. Su tesis filosófica consiste en afirmar que lo que concebimos como normalidad es producto de un poder disciplinario que opera en distintas esferas de tal forma que lo que queda fuera de ellas es lo a-normal, el “paria” como Foucault mismo decía. Pensemos entonces que quizás no hay nada que sea normal en sí mismo y que por eso no sabemos que es regresar allí.

La situación actual nos tomó por sorpresa. Propongo que veamos rápidamente de dónde venimos para entender hacia dónde vamos. Durante la década de los noventa crecieron a todo vapor las políticas neoliberales. En la Argentina menemista, se vendió a capitales extranjeros la mitad del país.  Creció el desempleo, la pobreza y existió un progresivo vaciamiento del Estado que venía gestándose desde la última dictadura militar. La consecuencia de este menudo desastre es lo que todos conocemos como la crisis del 2001. Para la historia cada evento está atado a otro de una forma indisociable y por eso es necesario el revisionismo. En general, el problema del votante promedio es justamente la falta de memoria, la falta de perspectiva como algunxs suelen señalar. La pandemia del Corona virus, además de recordarnos lo prescindibles que somos en el vasto universo, presume de resaltar las diferencias de clase. Todo el circo capitalista está tambaleando. Pero no es nuevo, el Covid-19 sólo aceleró el proceso. Vivimos en un mundo lo suficientemente injusto cómo para que el dinero este concentrado en grupos económicos que podríamos contar con los dedos de la mano. El resto, súbdito de esta arbitrariedad, se conforma con las migajas. ¿Algo de esto va a cambiar? ¿Qué será de un Estado de bienestar sin fondos para brindar asistencia? ¿Cómo vamos a negociar la deuda externa? ¿Cuántos intereses más seremos capaces de refinanciar? ¿Adónde vamos?

En una recopilación de entrevistas que se le hicieron a Foucault durante la década de los setenta, aparece la idea de “pacto de seguridad”. El pacto de seguridad reemplaza el pacto territorial según el cual el Estado era el encargado de garantizar a una población la vida en paz dentro de sus fronteras. Hoy en día, el Estado debe responder contra todo aquello que pueda constituir un daño o riesgo para los miembros de la sociedad. Está obligado a intervenir en todos los casos en que un acontecimiento singular perfora la vida cotidiana y lo hace de tal manera que si la protección atenta contra el marco legal, no parecerá signo de una injusticia o abuso de poder sino una mediación necesaria. El Estado logra así un control exhaustivo. Este análisis parece una predicción muy inteligente de la contemporaneidad. Los Estados están recuperando con la excusa del virus sus fortalezas perdidas. Sin actividad crítica y con miedo, nos pueden vencer de muchas formas. Un Estado controlador es un mal recuerdo en la memoria colectiva. Reflexionemos, examinemos, militemos, visibilicemos, escribamos, denunciemos, gritemos, trabajemos y nunca pero nunca dejemos de pensar. Vivir en este mundo nunca fue algo fácil.

Por Rocío Ponce.

Crono Logia #1: Una postal breve de la vida desde la ventana

Crono Logia #2: Latencia, el tiempo pasando por la ventana (de casa, claro)

Crono Logia #3: La sociedad de la asepsia