BLABLATORIO N°9: GENTE QUE AMA

En su columna semanal, Mauro Guzmán esta vez nos habla sobre el amor.

GENTE QUE AMA

1.Dice un mago árabe que el amor es un fuego que arde en las entretelas del corazón y quema los costados de las médulas más íntimas. En la misma conversación, otro árabe dijo que el amor es un soplo de magia que está más oculto y que es más ardiente que las ascuas, y que es un rey sobre todas las cosas que somete los intelectos y se le rinden  las voluntades. Explica  al-Mas udi (que recopila y comenta esa conversación, entre árabes, sobre el amor) que el inicio del movimiento de la pasión amorosa y la grandeza de su poder provienen del corazón y de ahí pasan a los otros órganos, apareciendo un temblor en las extremidades, palidez, balbuceo en el hablar, entendimiento débil, tristeza y errores hasta el punto de parecer un deficiente. Explica que el amor es un deseo que se engendra en el corazón y que tiene todos los ingredientes del deseo, que la persistencia de ese deseo quema la sangre y la transforma en bilis negra y así avanza hasta que la persona se vuelva imbécil o loca. Llegado el caso, el amante se da muerte a sí mismo o muere de tristeza y de pena: a) al ver a su amada muere de alegría, de amor y de nostalgia; b) emite un gemido y pierde el sentido durante veinticuatro horas de manera que piensan que ha muerto y lo entierran vivo; c) cuando está tranquilo pero con nostalgia de ver a su amada, si la ve de pronto, se le escapa su alma de golpe y cuando escucha el nombre de su amada se queda sin gota de sangre y se le demuda la color, etcétera. Otras cosas que dijeron los muchos de esa charla en Bagdad : el amor es una enfermedad, el que lo bebe no sana, sus víctimas sufren una continua languidez y respiran afanosamente, sus víctimas ya no se levantan, si es excesivo se convierte en una locura mortífera y en un daño irreparable para cuya curación no se desea tratamiento. Y más: el amor es una trampa que ha erigido el destino y no caen en sus peligros  más que los ingenuos, pues cuando el amante queda prendido y asido en sus redes, es muy difícil que quede sano o que pueda salvarse pronto. Al enamorado las desgracias le acuden, pues es el amor un trago del agua de la muerte y un sorbo del abrevadero del desconsuelo. Traba las lenguas elocuentes, convierte al rey en esclavo y al señor en siervo. Piensa un poeta beduino: hay tres amores: un amor es de afecto, otro es de adulación y hay un tercero que mata.

2.Este es el cuento de una princesa que vivía encerrada en una torre vigilada por el dragón que sobrevolaba esa torre. Un día vino un príncipe y se metió por la ventana para rescatarla. Vio que la princesa y el dragón reían bajo las sábanas y sacó su espada, pero el sablazo dio con el pelo de ella. Al verla pelada, el príncipe ya no se vio en la obligación de amarla y se volvió a su castillo.

3.Dice Martín Kohan que dice Gómez de la Serna que cursi es todo sentimiento que no se comparte. Por eso el amor y el comportamiento de los enamorados, si lo miramos desde afuera, nos parecen cursis. Eso cambiaría si lo mirásemos desde adentro, es decir: si estuviéramos enamorados. Dice que los boleros nos hablan de cómo la cultura de masas vive el amor. En el bolero lo que importa es el tú: hay alguien, un yo, hablándole a un tú, o fingiendo que le habla, o mandando a alguien a enviar su mensaje a la amada (a la luna, al mar o a Dios si hace falta: mujer, si puedes tú con Dios hablar; o si quieres conocer, mujer perjura, los tormentos que tu infamia me causó, eleva el pensamiento a las alturas y, allá en el cielo, pregúntaselo a Dios). Lo importante es que ese tú escuche que ese yo le está hablando. Ni siquiera, quizá, importe qué dice, sino que ese tú esté ahí y escuche. El vínculo amoroso persiste siempre que se comparta un lenguaje, que continúe un habla entre los enamorados. Y nos recuerda que Barthes sostenía que lo que el enamorado no tolera es la falta de respuesta de la amada, porque soporta verse rechazado como sujeto amante, pero no soporta verse rechazado como sujeto hablante.

Por Mauro Guzmán.