BLABLATORIO N°12: MARIO

Mauro Guzmán nos comparte un cuento inédito en su columna semanal. ¡No te lo pierdas!

Mario

Mario recibió el poder a los quince años cuando vivía en un pueblito llamado Monte Leña. Ahora tiene 53 y trabaja de empleado, arreglando pelotas de fútbol en Villa María. La primera vez que vio una mujer desnuda tenía 16 años y cuando le quiso acariciar la vagina se la cerró definitivamente. Los padres de la chica iniciaron un juicio y Mario, aconsejado por el cura del pueblo, huyó a Santa Fe. Después el cura le consiguió una pensión de Cáritas, en Villa María, a cambio de que no volviera más al pueblo. Mario empezó a ir a una iglesia evangélica y, observando a los fieles, aprendió la tonada y algunos términos que los miembros usaban al hablar en lenguas (así le dicen) y un domingo le comentó al pastor que quería hablar en lenguas. Eso es para pocos, dijo el pastor, es un don que Dios otorga a quien él quiera, y es para servicio de la iglesia. Pero podés orar mucho para que Dios te dé el don y, si es su voluntad, dijo el pastor, y no terminó la frase. Mario calculó 5 semanas y en la reunión de un domingo, en medio de la alabanza, cayó de rodillas y empezó a hablar en lenguas al tiempo que lloraba. Así, su amistad con el pastor fue creciendo hasta que se volvió su mano derecha y ahí Mario decidió mostrarle su poder. Fue un domingo cuando iban a la reunión y vieron un accidente en moto: la hermana Sofía resultó con fractura expuesta de tibia y peroné de pierna izquierda. Mario le dijo al pastor, antes de acercarse a la hermana: para que vea que no miento. Se agachó, cerró los ojos y puso la mano derecha en la pierna de Sofía. Sofía convulsionó unos segundos, vomitó, el hueso se le entró en la pierna y la herida se cerró. Ella se paró y salió caminando. El pastor se asustó o tuvo una sensación fuerte y le pidió a Mario que no vuelva a la iglesia, que lo suyo era cosa del diablo. Pero ahora Mario tiene 53 años y trabaja arreglando pelotas de fútbol. Le están por cortar la luz . Va a pedir un aumento.

Por Mauro Guzmán.