BLABLATORIO N° 6: GENTE QUE ESCUCHA

Mauro Guzmán continúa con su columna semanal, reflexionando, escribiendo, preguntando.

1.En los inicios del cristianismo el apóstol Pablo viajaba por tierra y mar y predicaba en todas partes. Era perseguido, fue puesto preso y nunca dejó de hablar. Una vez estaba predicando en Troas, en un tercer piso, en un lugar con muchas lámparas. Pasó la medianoche y seguía predicando. El joven Eutico oía sentado en la ventana, le dio sueño, cayó tres pisos abajo y los fieles, alborotados y tristes, lo alzaron muerto. Pablo bajó, se echó sobre él y abrazándolo dijo: tranquilos, está vivo. Subió y siguió predicando hasta el alba y se fue. Chochos, los hermanos se llevaron al joven vivo. Quizá Eutico volvió de la muerte. No tenemos registros de su testimonio. Sabemos que murió por escuchar a Pablo. Y que revivió porque el apóstol le dio un abrazo y dijo que estaba vivo. Todo con la misma boca.

2.Dice Leopoldo Brizuela que una de las costumbres que tiene antes de empezar a escribir cada mañana es leer una  o dos páginas de determinados autores, simplemente para que le den el tono. Así como en los coros, explica, hay alguien que da el La ¿no? agarra el diapasón y te da el La, entonces todos cantamos en ese tono, yo siento que esos autores, que no los leo por lo que dicen sino para quedarme con esa música de narradores puros, que me dan un tono de narración oral y… es eso ¿no? como si fuera un coro disperso a lo largo del tiempo que nos vamos pasando el tono para contar esas historias, dice.

3.Nietzsche cuenta que su Zaratustra es el libro más elevado que existe y el regalo más grande que recibió la humanidad. La idea central del libro se le apareció cuando caminaba junto al lago de Silvaplana y vio una enorme roca en forma de pirámide. Hay algo con el oído y este libro: a) el reconocido músico Richard Wagner fue un amigo hacia el que Nietzsche siempre fue intenso: desde el amor hasta la rabia. La última frase del Zaratustra fue escrita a la misma hora a la que Wagner moría en Venecia; b) se dice que Zaratustra no es un profeta y que hay que oír bien la nota exacta de su voz: las palabras más silenciosas son las que aporta la tempestad. Los pensamientos que rigen el universo vienen con pasos de paloma; c) dice Nietzsche que quizá el Zaratustra dependa por completo de la música, ya que una de sus condiciones previas fue la regeneración del arte de oír. En ese período, por ejemplo, compuso el Himno a la vida (una obra para coro mixto y orquesta), con letra de una tal Salomé, su preferida de entonces; d) Zaratustra no es un fanático ni predica, sino que va cayendo gota tras gota, palabra tras palabra, una dulce lentitud que confiere su ritmo a este discurso. Y sólo los elegidos vendrán a escucharla. También dice que el mundo de modo inaudible gira.

Por Mauro Guzmán.