BLABLATORIO: GENTE QUE NARRA

Entrega Nº5 de la columna semanal de literatura de Mauro Guzmán.

Gente que narra

1. Stevenson, escritor escocés, tenía mala salud. Buscando la cura viajó mucho. Así se mudó, al fin, a la isla de Samoa y no paró de escribir. Los lugareños lo bautizaron Tusitala, que significa “el contador de historias”, y que para ellos es un título más poderoso que el del rey. Cuando murió, llevaron su cajón a hombro por un camino empinado, horas, y lo enterraron en la parte alta de la isla.

2. Dicen que los que vieron a Jesús resucitado andaban juntos por Jerusalén con un toro en el corazón. Y que un día vino del cielo un estruendo y un vientazo que llenó la casa y se les aparecieron lenguas como de fuego, y se metió una en cada apóstol. Y salieron y empezaron a hablar a la gente en Jerusalén: había gente de muchas partes, cada uno con su lengua: egipcios, cretenses, árabes, medos, elamitas y más. Y todos estaban atónitos y perplejos al oír que los apóstoles hablaban con cada uno en la lengua del otro, y contaban las maravillas de dios. Qué quiere decir esto, decían. O: están borrachos.

3. Andersen (el de El Patito feo y La princesa y el guisante) nació en Odense, Dinamarca, y era feo. Una adivina le dijo a su madre que un día su ciudad prendería luminarias en su honor. Pero él era pobre y vago para el estudio. Quería cantar, bailar, actuar o algo así que le dé fama. Escribía novelas y poemas sin éxito. Era raro, las mujeres no lo amaban, tuvo un abuelo maníaco del que se burlaban todos. Pero sabía contar cuentos a los niños: relatos que venían de boca en boca y así llegaron a su abuela y a su madre y ellas se los contaban a él cuando era chico. Él, de grande, mientras hacía figuritas de papel para regalar a los niños, se los contaba. Después transformó esa oralidad en escritura y así apareció su libro de cuentos que leemos hasta hoy y con el tiempo la ciudad de Odense, Dinamarca, tuvo que prender luces en su honor.

4. Hipótesis: a) Nunca sé si recuerdo las escenas o si las he vivido. Tal es el grado de nitidez con la que están presentes en mi memoria. Y quizás eso es narrar. Incorporar a la vida de un desconocido una experiencia inexistente que tiene una realidad mayor que cualquier cosa vivida (Ricardo Piglia); b) Las cosas les suceden a quienes saben contarlas (Ariel Dorfman); c) Hable usted de algo y lo hará existir (Jacques-Alain Miller).