ANDRES BRARDA: «DEBEMOS PENSARNOS Y REINVENTARNOS»

Hablamos con el director de teatro sobre la actualidad de la actividad cultural villamariense. Por Victoria Borghello.

Hace unos días publicábamos, en Revista WAM, una entrevista al director teatral Walter Staüble. A modo de continuación de esa primera nota y con la finalidad de desarrollar un poco más sobre la situación de los trabajadores culturales teatrales, charlamos con Andrés Brarda director del Teatro de Herejes.

¿Cuáles son los objetivos del Colectivo de Teatristas Autoconvocados? ¿Quiénes lo integran? ¿Participaste en la redacción del protocolo ante el COE?
El teatro ha sido de las primeras actividades en suspenderse en medio de la pandemia de Covid-19 y casi con seguridad te diría que será una de las últimas en regresar. El colectivo está integrado por trabajadores y trabajadoras del quehacer teatral que tiene como propósito atender las diferentes necesidades que está sufriendo el sector, como el pedido urgente de volver al trabajo para poder sostenernos, la precarización laboral en la que se vive, la dignificación de la actividad, entre tantas, porque las necesidades del sector son muchas y variadas. Es importante aclarar que el colectivo está en pleno proceso de construcción y en este momento se está debatiendo sus bases para un mejor funcionamiento y perdurabilidad. El protocolo para el desarrollo de clases –fuente laboral de muchos artistas- fue el resultado y quizá el primero que surgió a partir de autoconvocarnos y lo pensamos y analizamos entre todxs.

En referencia a la flexibilización de la actividad, ¿Cómo repercute esto en el sentido teatral?
El presente parece arrojar miles de preguntas porque el teatro está siendo atravesado por la proscripción donde el cuerpo del otro es una amenaza, algo que antes naturalizábamos ahora es una preocupación. ¿Te imaginás una clase de teatro o un ensayo con barbijo y a dos metros de distancia del otro? Tenemos un panorama muy difícil donde exige pensarnos, deconstruirnos, reinventarnos.    

¿Considerás esta pandemia como espacio temporal para acercarse al público de diferentes maneras? El uso de tecnologías como plataformas de streaming, o redes sociales ¿Les posibilitó continuar con el curso de acciones de alguna manera?
Nos tocan épocas de repliegue en nuestra profesión, más allá de algunos “truchos” que intentamos, como reciclando material de repertorio en redes, entrevistas y teatro por zoom, que de hecho hay que ponerle demasiada voluntad a la hora de sentarse a ver algo. Entiendo que son búsquedas de nuevos escenarios para seguir conectados con el público. Que son válidas, pero pertenecen a otro lenguaje, otro tipo de arte, afectado a lo audiovisual. Me da un cierto temor que se pierda de vista el elefante. Lo bueno es que el teatro tiene una rara inteligencia genética; ha sido en su supervivencia siempre tan astuto como el virus mismo.  

Como grupo del Teatro de Herejes ¿Qué significó desde lo artístico la suspensión de sus actividades? ¿Cuándo fue la última vez que “actuaron”? ¿Cuáles eran sus planes para el presente año?
Terminamos en diciembre de 2019 en las orillas del río con Amerindio y el año comenzaba prometedor: Por primera vez íbamos a poder realizar nuestro trabajo en un espacio propio con innumerables propuestas artísticas, un espacio de todxs y para todxs que espera abrir sus puertas para compartir un abanico de actividades culturales como una biblioteca popular, visitas guiadas, sala de teatro, talleres, espectáculos, conferencias, café literario. Una fuente de trabajo para más de 50 personas. Bandera de los Herejes, que esta eventualidad ayudó a consolidar al equipo de trabajo para enfrentar esta crisis y seguir adelante. (N. de la R. se refiere al proyecto de recuperación del chalet Scopinaro).

¿Tenés alguna reflexión final sobre su actividad teatral?
Algo que escuché por ahí y es realmente para tener en cuenta, es que nunca ha habido un consumo tan masivo de bienes culturales. En el formato que sea. Pero siempre las ficciones están entre las prioridades. De pronto, al mismo tiempo que decaen. Es curioso, y ahí no puedo dejar de preguntarme: ¿Qué tan importante es una obra de arte?

Por: Victoria Borghello